¿Para qué Smart Cities?

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mi artículo de hoy – 25 de Marzo del 2015- en La Vanguardia y el link de opinión en ESADE

¿Queda alguien que no haya oído hablar de smart cities? Probablemente no, es uno de esos conceptos que se han ido incorporando hasta tal punto que ha llegado a convertirse en un epíteto de ciudad: las ciudades tienen que ser smart.

Es un término tan utilizado y cotidiano como poco claro. ¿Qué es una smart city? La pregunta tiene multitud de respuestas y ninguna al mismo tiempo. Esta ambigüedad sólo hace que agravarse cuando nos preguntamos ¿para qué sirve? Son preguntas irrenunciables. ¿Cómo vamos a decidir cuánto y cómo invertir sin contestarlas?

Lo primero que nos suena al oír smart cities es lo relacionado con tecnología: luminarias que se apagan o reducen su intensidad si es necesario; semáforos que se coordinan evitando la espera cuando no pasa nadie; o mejoras en la gestión energética. Todo esto ya estaba funcionando cuando a las ciudades no las llamábamos smart.

Una segunda lectura nos aproxima a nuevos paradigmas como Open Data. Ésta es la situación en la que gobiernos y ciudades incorporan nuestros datos a portales, con formatos directamente utilizables por web y aplicaciones. También proporcionan acceso wi-fi rápido, sin límite de tiempo, ni login. Esta solución va dirigida a ciudadanos y visitantes de las zonas más concurridas, como aeropuertos o playas, de manera que haga posible ofrecer servicios de nueva generación. El Open Data constituye un ejercicio de transparencia y fomenta la creación de apps ciudadanas que proporcionan servicios sin coste para el contribuyente. Al tiempo, estimula la creación de empresas. Nuestras ciudades ya están construidas y, por más eficientes que intentemos hacer nuestros semáforos, nuestras calles seguirán teniendo más o menos el mismo ancho.

Smart cities también significa acceso a los servicios municipales a través del móvil y hacer su uso tan fácil, cómodo y eficiente como otras aplicaciones como WhatsApp, Facebook, o Google Maps. ¿Por qué iban a ser menos los servicios públicos? Smart cities potencia la marca de ciudad.

¿Cuál de ellas debe ser nuestra prioridad? Parecería que priorizar en base a nuestros problemas y objetivos fuera la forma obvia de responder la pregunta. En nuestro caso, con un 25% de paro y una crisis de la que apenas salimos, el crecimiento económico y social podría ser la respuesta.