Smart Cities

Intel.ligència Artificial, també al Sector Públic !

Nació Digital https://www.naciodigital.cat/opinio/16844/intelligencia/artificial/tamb/al/sector/public

«Si no som creadors serem compradors i anirem a remolc de les voluntats i prioritats d’altres»

Esteve Almirall | 28/12/2017 a les 12:47h


Potser caldria preguntar-se doncs, què hi ha de diferent aquesta vegada? I per què això és important?
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Uber i Airbnb: prohibim el futur?

«Com tantes vegades a la història ens trobem que una nova forma d’organització social, clarament millor per a tothom, es veu aturada per la inèrcia, la legislació i els interessos contraposats»

Aquests dies estic a Londres, aquí hi ha uns 120.000 conductors d’Uber i l’empresa s’està plantejant no agafar-ne més per una temporada. Es un mitjà molt popular en totes les seves modalitats: compartit, normal, de luxe, executiu,… Com ben bé a tot arreu els taxistes van portar Uber als tribunals però aquí van perdre, els tribunals varen dictaminar que mentre es paguessin impostos tot era perfectament legal, és clar els paguen i suposen no només uns ingressos importants per l’estat, sinó també una reducció dels subsidis.

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Data Driven Cities – SF saving Cyclists’ lives

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Cyclist die in our cities trying to circumvent too much traffic and survive hostile streets. Yes, cyclist die and they die too often. At the end of August this was the case of Michael Schenkman, 78, an avid and popular New York cyclist that also taught driver’s education for several years. He knew how to sort the dangerous and busy streets of New York. But nevertheless, he died stroked by a black Chevrolet that dragged him 25 feet.

I have been cycling through the streets of Barcelona for the last 15+ years. Barcelona is as dangerous as New York for cyclists. In the last years separated lanes for cyclist have been built,  but none on the sidewalks, which obviously limits adoption. When you cycle often through cities  you are very aware of the risk, you know that no matter what you do, a car or a motorbike can hit you and you will die or end up seriously injured. For the sake of the example, in New York, Schenkman’s death was the fifteenth until August. A pretty bad record.   

However, even if this happens and happens too often, even knowing how to address it. Most of the times, nothing gets done, beyond regretting the causality.

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Self driving cars, hell or heaven for cities?

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Let’s be clear beforehand, new technologies open opportunities but don’t shape futures, societies do !

We often tend to have an optimistic view of technology, and in the end it is normally true that technology advancements result in a better living for all of us. However, transitions are not necessarily smooth and often the introduction of a new technology has caused social pains.

This is not the fault of technology, but of our lack of willingness to confront the problem and design social and legal structures that could shape the outcomes that we envision. Avoiding confronting early the inevitable changes that the technology progress will bring, is at the root of this problem. It is as easy to hide and prohibit the new business models, new tech advancements as irresponsible. Doing so only leads to being hit by them and having to adopt the “de facto” standard because that has been developed abroad because it is too late, because when we finally surrender to the unavoidable, it will be too late. Resulting into much more than a missing opportunity, a loss in competitiveness and lots of pain.

Self driving cars will be no exception . We always have an optimistic view of this new technology. We envision self driving cars as an opportunity to get rid of car congestion in our cities. We all will share cars that will provide on demand rides at a very low cost. Transportation will be almost for free, ready available to everybody. Finally, pollution will be a nightmare of the past and our cities will be clean, with lots of green spaces recovered from city streets and cities will live a new renewal.

To good to be true? Yes, our cities could have this new renewal, but they have to earn it. Technology alone won’t bring it.

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¿Por qué nuestras ciudades necesitan una oficina de Data Analytics?

NYCAnalyticsEn el 2009 el alcalde Bloomberg creó en Nueva York la primera oficina de Data Analytics – MODA – Major Office of Data Analytics. Ello convirtió a Michael Flowers en el primer Chief Analytics Officer de la historia.

Paralelamente en Chicago, se creaba el Predictive Analytics Group dentro del Departamento de Policía gracias al patrocinio del Instituto Nacional de Justicia de los Estados Unidos para difundir el  uso de  las prácticas analíticas y en general de Data Science en la policía.

A cargo del proyecto estuvo Goldstein, hoy en día CDO de la ciudad de Chicago, con un notable éxito. Chicago fue capaz de utilizar los datos para redistribuir la policía de Chicago, incrementando su eficacia y permitiendo hacer más con los mismos recursos.

Después vinieron Nueva Oleans con Oliver Wise, Los Angeles, ciudades del Reino Unido como Manchester y con todo ello proyectos que pretenden difundir a ambos lados del Atlántico la necesidad de creas oficinas de Data Analytics y proyectos de Big Data en nuestras ciudades.

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Smart Cities are being DISRUPTED – Embrace it !!!

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Disruption has somehow become part of our vocabulary and part or our life. Finding a company or a sector being disrupted is now the new normal.

Stories of companies like Kodak, who invented Digital photography and was paradoxically disrupted by it, or sectors like Mobile phones, now smartphones – are part of our collective memory.

Smart Cities even being a pretty recent concept, still evolving, is already being disrupted by emerging technologies and new ways to think of organizations.

The vision for Smart Cities has been dominated by sensors and intelligent command and control centres that use them to make it more “efficient”, well … not the case ! Smart Cities are also being disrupted !!!

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Smart Cities: el futuro inesperado y el cambio que no llega

ElFuturoInesperado

Estos últimos años las Smart Cities han tenido una amplia presencia mediática en relación a la política municipal española. Todos hemos aprendido que el transporte, el consumo energético y hasta nosotros mismos podemos y tenemos que ser smart: smart transport, smart energy, smart citizens,… aunque muchas veces no hemos llegado a entender muy bien en qué consiste la cuestión de ser smart.

En la medida en la que el discurso se ha transformado en proyecto hemos ido aprendiendo quesmart significa, entre otras cosas, aprovechar las tecnologías de la información para mejorar la eficiencia en la gestión. A pesar de las explicaciones, muchos hemos tenido la impresión de que estábamos inmersos en una de tantas oleadas promocionales, un tanto hype.

Sin embargo más allá del hype empezaron a aflorar algunas contradicciones. ¿Es posible repensar el transporte desde una ciudad cuando ésta ha dejado de ser la ‘ciudad real’ en la que viven los ciudadanos? En Barcelona los ciudadanos transitan en una área que trasciende la propia Barcelona: Hospitalet, Cornellà,… (sólo wikipedia sabe dónde empieza una y acaba otra …) que también incluye el Vallés, … En Madrid, sucede exactamente lo mismo con Pozuelo, Alcorcón, … En Helsinki, la situación es similar: con Espoo, Vantaa, …

Repensar el transporte debe tener en cuenta la ‘ciudad real’ a la vez que la ciudad administrativa. Sin embargo, las competencias y los instrumentos que van más allá de la ciudad se encuentran en manos de una multitud de instituciones donde intervienen gobiernos nacionales, comunidades autónomas o estados federales, gobiernos locales y, en algunos casos, hasta programas de la Comunidad Europea.

A menudo, las urbes deben hacer frente al hecho de que los instrumentos necesarios para dar solución a problemas locales no están disponibles desde el nivel local. Éste es el caso de la movilidad, pero también de las políticas energéticas, la apertura de datos, los sistemas de contratación y un interminable etc.

Esto se evidencia aún más en aquellas políticas que intentan incidir en temas más transversales como la promoción económica; el derecho a la vivienda o las políticas de asilo. En el caso de las Smart Cities debemos unir a los conflictos provenientes de la yuxtaposición de competencias, aquellos derivados de la escala de la implementación cuando abarca más de una administración como es el caso del transporte, aparcamiento, energía, participación, etc.  El resultado final, desde el punto de vista del ciudadano, no es otro que un largo rosario de expectativas incumplidas, donde aquella implantación masiva que supondría importantes beneficios se ve substituida por proyectos piloto que pasan desapercibidos para la inmensa mayoría de ciudadanos.

Pero el mundo no está parado, nos sorprende con un futuro, muchas veces inesperado, que lo hace interesante. En medio de todos estos planes y marcos de actuación, donde todo estaba calculado y  parecía previsto, han aparecido los self-driving cars (coches autoconducidos), los coches eléctricos o el tren Hyperloop.

Por si fuera poco, estas innovaciones no nos auguran una mejora incremental sobre nuestra concepción de lo que es el transporte, sino que amenazan con transformarlo de forma radical. Los self-driving cars no son sólo el fin de los taxis, sino el final de un modelo de transporte tal y como lo concebimos hoy en día. Podremos llamarlos, utilizarlos para desplazarnos; después automáticamente se recargarán y estarán disponibles para otras personas. Las simulaciones apuntan a una liberación de un 30% del espacio de nuestras calles si seguimos utilizando vehículos individuales y hasta del 90% si nos decidimos por vehículos compartidos. Una verdadera revolución no sólo en el transporte, sino también en el modelo de ciudad.

Algo parecido pasará con el Hyperloop. Un proyecto de tren de alta velocidad que funciona en el vacío a una velocidad cercana a los 1200Km/h que promueve el fundador de Tesla. Al eliminar la resistencia del aire, su demanda de energía es mucho menor que la de los trenes convencionales, su velocidad mucho mayor y, por ende, sus costes más reducidos.

Sin embargo ya hoy, existen un buen número de innovaciones posibles que no se han llevado a cabo y quizás cabría preguntarse por qué. Todos vivimos a diario en un entorno donde las aplicaciones móviles han substituido una multitud de operaciones burocráticas y oficinas de proximidad, reduciendo de una manera drástica los niveles de gestión y de personal, al tiempo que se aumentaba la calidad de servicio en las empresas. ¿Por qué no ha sucedido lo mismo en la Administración Pública?

Las promesas, el hype, los cambios posibles y el futuro muchas veces inesperado configuran un escenario de oportunidades lleno de tensiones e incertidumbre. En este escenario, quizás más allá de concebir planes a largo plazo deberíamos tener la agilidad de aprovechar las oportunidades que ya existen a nuestro alcance, atreviéndonos también a repensar la administración local haciéndola un poco más smart.

 

El Periódico de Catalunya, 27 de Octubre de 2015