Plataformas y Regulación
Plataformas como Airbnb – Über – Google & Apple apps – WhatsApp – Facebook, Fiverr, … estan en el punto de mira no sólo de las empresas que buscan como convertirse en o incorporar-las, sino de politicos y ciudadanos en pie de guerra contra ellas, responsabilizándolas de incontables males.
Paralelamente, estas mismas plataformas han tomado por asalto la economía convirtiéndose en pocos años en las empresas de mayor éxito, superando a las grandes corporaciones centralizadas que han caracterizado la economía del siglo XX.
A estas alturas a nadie se le escapan dos realidades. Primero que los esfuerzos de algunas administraciones prohibiendo su actividad son no sólo baldíos sino dañinos para todos, las plataformas están para quedarse. Y segundo que nuestra regulación, pensada para un mundo donde no existían, no funciona en este mundo de las plataformas, está obsoleta y debemos actualizarla. La pregunta que aún no sabemos como resolver con precisión es cuál es la mejor legislación para todos. Una que aúne objetivos sociales con desarrollo económico. Pero si tenemos una cierta idea de cuáles son las lineas a seguir en esta nueva regulación.
El tema siempre me ha interesado y últimamente he dirigido tres tesis de Master alrededor de Airbnb. Me gustaría pues, compartir algunas reflexiones fruto de estos trabajos contigo.
El punto de partida es evidenciar que las plataformas no son empresas como las demás. Las plataformas coordinan (esto irá cambiando en el futuro) productores y clientes en base no a una estructura organizativa compuesta por gestores – personas – sino mediante software.
Lo más obvio es que el coste marginal, el coste de coordinar una unidad más (un coche más en el caso de über o un apartamento más tratándose de airbnb) está muy proximo a cero. De hecho, las mejores plataformas con capaces de realizar esto sin “fricción”, es decir sin intervención humana alguna y sin procedimientos que hagan difícil o costoso incorporarse y participar en estas plataformas. A partir de aquí podemos entender el por qué son mucho más eficientes de lo que puede serlo cualquier empresa “a la antigua”: su coste marginal es CERO.
Sin embargo, esto es sólo el principio y esto sólo no explicaría su crecimiento exponencial.
Las plataformas crecen porque se apoyan en efectos red.
WhatsApp con una persona no tiene ningún valor para nadie, pero si todos tus amigos, familiares y conocidos están allá, entonces tiende un valor enorme. Eso son efectos red directos. Los indirectos también son muy importantes, cuantos más desarrolladores haya haciendo apps para tu iPhone, más gente estará interesada en comprar iPhones porque hay más variedad de aplicaciones. Lo mismo pasa con Airbnb o Über.
Un característica importante es que ponen patas arriba toda nuestra concepción sobre lo que es una empresa. La creación de valor ya no está situada dentro de la empresa sinó fuera. Las empresas ya no necesitan invertir para crecer, necesitan que sus terceros inviertan. La estrategia ya no afronta el qué hacer sino cómo hacer que otros que no dependen de ti y que colaboran contigo por voluntad propia, a veces el 100% de su tiempo y a veces de forma muy parcial, lo hagan. Nada se parece a una empresa al uso.
Las plataformas incorporan elementos de reputación que las hace ser mejores y más innovadoras. Airbnb por ejemplo, incorpora ratings y opiniones sobre los apartamentos o habitaciones que están en alquiler y ello es un claro incentivo a hacerlo mejor. ¡ Nadie quiere estar más allá de la segunda página porque lo pagas caro !
Ahora bien, esta agilidad en la movilización de la oferta de terceros hace que exploten mejor y más rápidamente las oportunidades existentes, haciendo visibles problemas que estaban allí pero no aparecían. Un buen ejemplo de ello es el barrio de la Barceloneta en Barcelona, su frontal marítimo.
La Barcelona del siglo XX era una Barcelona de espaldas al mar y su barrio marinero reflejaba esa realidad: un barrio pobre con construcciones pequeñas y de muy escasa calidad, apenas sin espacios verdes. La administración Maragall cambió radicalmente Barcelona en el 92 y con ello firmó la sentencia de muerte de la Barceloneta.Una Barcelona abierta al mar, abre enormes posibilidades residenciales y de ocio. Sólo era una cuestión de tiempo el que su población fuese reemplazada por nuevos y más adinerados vecinos con nuevas propuestas de ocio y de vida. Lamentablemente, la operación urbanística no conllevó aparejada una operación social. Con Airbnb se ha tomado la Barceloneta por asalto. Pequeños propietarios, pequeñas empresas y vecinos de la zona han encontrado allí su oportunidad.
Un ejemplo parecido emparejara una elevadísima tasa de desempleo española con la oferta de über si esa empresa fuera legal en España.
Ni Airbnb ni über son responsables de la situación en la Barceloneta ni de la enorme oferta latente de conductores en España, la política urbanística de Barcelona y la tasa de desempleo Española lo son, pero ambas compañías en tanto que plataformas son mucho más eficientes en movilizar la oferta que los hoteles o las empresas de taxis que dominan el sector. Unos porque tienen que construir establecimientos hoteleros y esto requiere tiempo, otros porque prefieren contratar a grupos con el menor coste posible, es decir habitualmente inmigración de primera generación.
No se trata sólo del hecho que las plataformas al ser más ágiles destapan problemas latentes con mayor rapidez y su gravedad resulta evidente, sinó que chocan también de manera frontal con la concepción actual del trabajo y con nuestra legislación y organización social.
Ahora bien, esto no significa que su actividad no tenga beneficios sociales. Aunque ciertamente tal parece que las plataformas en España se empeñan en manejar sus relaciones con la prensa, los políticos y la ciudadanía más bien mal y en vez de generar aliados cosechan enemigos. Sin embargo, la realidad es que +40% de la actividad de airbnb en Barcelona provenía del alquiler de habitaciones (son datos de antes de la limitación de su actividad). Los grandes propietarios eran proporcionalmente una exigua minoría. Parece pues una distribución socialmente más justa y más interesante que la generada por la concentración hotelera. Una distribución prima el emprendimiento local en vez de cadenas hoteleras que repatrían beneficios y disponen de gabinetes capaces de poner en marcha la ingeniería fiscal necesaria para pagar pocos o casi nada en impuestos (no es sólo un problema español, Trump por poner un ejemplo de actualidad, apenas paga impuestos).
Algo parecido sucede con über, que a pesar de tener un valor de mercado de 68B, sus ingresos netos son de 1.500M y pierden dinero. En buena medida por sus incentivos a conductores que contrastan con las pésimas condiciones de trabajo y salario de las empresas operadoras de taxis ofrecen a sus conductores en cualquier parte del mundo.
En todos estos problemas subyacen decisiones de calado. Vemos como nuestra sociedad se está transformando y profesiones que antes estaban dentro de la empresa ahora están fuera. Ello hace a las empresas más competitivas, mantiene a los profesionales más al día y genera más valor. Sin embargo, al mismo tiempo, produce innumerables problemas de orden social.
Las prestaciones de desempleo es uno de ellos. Si los que trabajan “fijos” tienen que pagar por el resto, es evidente que en sociedades donde cada día hay menos trabajadores “fijos” esto no va a funcionar. La propia concepción del trabajo, su división entre tiempo completo y tiempo parcial carece de sentido en el mundo de las plataformas.
Es obvio que debemos explorar nuevas formas de organizar las prestaciones sociales. La renta básica universal parece una buena medida cuya instauración permitiría substituir y simplificar un buen número de prestaciones sociales que quedarían reducidas a una sola sin necesidad de control alguno (sería una deducción general de la renta para aquellos con impuestos positivos, pero también un incremento de tipos). Modelos de seguridad social como el austriaco o el danés permiten con mayor facilidad el desarrollo de esta economía de plataformas y del emprendimiento en general.
Por otro lado, necesitamos que la legislación asegure una retribución mínima, hacerlo por hora como en USA facilitaría el control de este mínimo. Asimismo, incorporar el pago de impuestos en la propia plataforma facilitara la gestión enormemente.
Se trata de no perder las enromes ventajas que ofrecen en emprendimiento, transparencia y flexibilidad al mismo tiempo que minimizamos los problemas.
Elementos fundamentales son preservar los mecanismos de renovación e innovación inherentes a las plataformas. No debemos limitar la entrada de nuevos participantes en la misma, si hay licencias éstas deben ser dinámicas. Alinear esta entrada con objetivos sociales no es imposible, por ejemplo se puede fomentar en plataformas tipo airbnb el alquiler de habitaciones a propietarios de rentas bajas al tiempo que se limita a empresas.
Se debe también tener en cuenta la aceleración de los mecanismos de cambio que estas economías de demanda, y no de escala como las anteriores, proporcionan. Para ello debe acelerarse el debate sobre nuevos instrumentos como la renta básica, la imposición variable o nula a emprendedores y la modificación del sistema actual de la Seguridad Social (un sistema ya casi difunto) hacia propuestas como la danesa o austriaca.
¡ Es tiempo de innovar !
Una oportunidad de cambio, ¡ aprovechemos-la !