Geeks in the Gov !!!
photo: Fast Company
¿No seria fantástico que la administración fuese un ecosistema tan innovador y dinámico como Silicon Valley? Que las aplicaciones que dispusiéramos en lo público fuesen del estilo de whatsapp, Facebook, Linkedin, Instagram, etc.
Aunque los gobiernos han sido los responsables de muchas de las innovaciones de las que disfrutamos, especialmente de iniciarlas, la realidad es otra. Sin ir más lejos, hoy al renovar el pasaporte no he podido evitar oir una conversación en la que se comentaba que la aplicación se cuelga regularmente por lo que hay que salir y volver a entrar. Lo que llama la atención, no es que suceda, sino que se acepte con la normalidad de lo inevitable.
Este no es un tema menor, unas aplicaciones mejores pueden cambiar de una manera radical no sólo la calidad de servicio de los gobiernos sino la forma en que éste se presta. De manera que, cambiar las aplicaciones – la interficie entre los ciudadanos y la administración – se convierte en el camino más corto, en la forma más fácil de cambiar la administración, de hackearla.
Los cambios disruptivos en la tecnología nos proporcionan estos atajos y de esta suerte aunque cambiar la administración es una tarea ardua, cambiar las apps y con ellas redefinir la relación con el ciudadano no lo es tanto, por lo que allí se esconde una oportunidad de transformación de la administración y de nuestra forma de gobierno.
La realidad se empeña en ser tozuda e implementar los cambios es a menudo menos sencillo de lo que esperamos. Como botón de muestra, en los últimos diez años el 96% de todos los proyectos IT del gobierno americano fracasaron (bien no cumplieron con el presupuesto, con las expectativas de los usuarios o con el plazo acordado). Lamentablemente aquí no tenemos esos datos porque oficialmente nunca o muy raramente fracasa algo …
Uno podría pensar que un número de fracasos tan abultado se debe a una falta de presupuesto o de capacidad tecnológica de las empresas contratadas. Sin embargo fiascos como el de la Administración Obama con HealthCare.gov donde no se escatimó ni en dinero ni en recursos nos llevan a descartar estos elementos como parte del problema.
Diagnosticar es normalmente más fácil que solucionar 🙂 y también hay más coincidencias, pero si tuviésemos que hacer un diagnóstico lo podríamos centrar en tres áreas:
- El sistema de contratación. Los sistemas de public procrurement se centran en garantizar la viabilidad del encargo, para ello buscamos empresas con experiencia, con capacidad tecnológica y con capital que nos permitan asegurar que el proyecto llegará a buen puerto. La asunción subyacente es que la capacidad económica, la experiencia y el capital son los factores de éxito. Sin embargo las empresas que son líderes en este tipo de aplicaciones son normalmente pequeñas, con poca experiencia (todo esto es nuevo) y menos capital, así pues desechamos a los mejores.
- El diseño de las especificaciones. El diseño del detalle de las especificaciones se encarga a la administración. Si, a esa misma administración que queremos “puentear” con las nuevas apps. Claro, algo falla aquí …
- La tecnología. La tecnología ha cambiado, la gestión de proyectos es SCRUM, el cloud es Hadoop o Spark, los lenguajes Python, Node, Ruby, … la tecnología impone dinámicas y conocimientos diferentes que ni se asimilan ni se integran de la noche a la mañana. Ha habido un cambio en las competencias, no se trata hoy en día de tener buenos ingenieros de software sino de una mezcla entre ingenieros de software, data scientist, user experience gurus, diseñadores, product managers y emprendedores. Muchas de estas competencias ni se consideran en el encargo.
Ahora bien, no se trata tanto de diagnosticar como de cambiar y actuar. La administración Obama primero y la británica después han puesto en marcha una serie de iniciativas, quizás sea interesante examinarlas. Todas ellas pivotan en torno a inyectar tecnólogos de empresas del sector digital – geeks – en la administración, lo que se ha venido en llamar U.S. Digital Service, una especie de mezcla entre DARPA, Peace Corps y SEAL 🙂
También ha habido iniciativas desde la sociedad civil, iniciativas como Code for America – una especie de Peace Corps o Teach for America para techies – o los Presidential Fellows se encuentran situadas en esa misma línea.
El problema de fondo queda bien ejemplificado en Healthcare.gov – la web del proyecto estrella de sanidad de la administración Obama – un proyecto de $800M con 55 empresas involucradas para servir unos 8-10 millones de usuarios. Si lo comparamos con otras iniciativas veremos que estamos hablando de más o menos los mismos usuarios que tenia Twitter después de sus tres ruedas de financiación que sumaron $60M y una pequeña parte de los que tenia Whatsapp con menos de 16 desarrolladores.
La lección es clara: No podemos intentar hacer las cosas nuevas con los viejos métodos, porque simplemente no va a funcionar.
El tema es importante, porque no se trata de poner en marcha sólo aplicaciones que funcionen mejor, es mucho más que todo eso. Una de las consecuencias de este tipo de tecnologías es que aplanan las organizaciones y las hacen más transparentes. Eso es justamente lo que todos queremos: gobiernos más transparentes, menos jerárquicos, más planos y más orientados al servicio de los ciudadanos.
Pero hay más, los techies en el gobierno traen con ellos su cultura y con ella desarrollaran un ecosistema y si hay suerte contribuirán a cambiar la cultura en la administración tal y como han cambiado el mundo empresarial y con ello los líderes, las maneras y la forma de aproximarse a los problemas desde lo público.
Quizás esa aspiración de tener una administración tan innovadora y dinámica como Silicon Valley no sea después de todo una quimera inalcanzable …